La clase

 



¿Qué hacías en mi casa hijo de la chingada?

¿En su casa?

Sí, este botón es de tu pinche camisa de puto.

Démelo.

Lo que te voy a dar son unos putazos por estar de culero en mi casa.

Lo tenía bien agarrado, así como su señora lo tuvo cuando lo sedujo en los lavaderos y tomó la virginidad de Florencio.


Todos en la unidad decían que era gay, sólo porque practicaba danza clásica, hasta sus amigos con los que echaba cascara, pensaban eso y luego le gritaban “¡PUTO o MARICÓN!”

Florencio, no era gay, simplemente le gustaba bailar y lo hacía muy bien y en las fiestas así se divertía.


Doña Zoraida, pensaba que tal vez ese chico no era mariquita y a veces se daba su taco de ojo cuando lo veía, un cuerpo perfecto, atlético, nada parecido al del panzón de su esposo, le gustaba, además de que es raro ver a un adolescente de 17 años haciendo sus propios quehaceres, así que un día se animó hacerle la plática, y lo agarró lavando una camisa de tela muy fina transparente, Florencio, qué bonita, la deberías de mandar mejor a la tintorería, no tengo dinero y la voy a ocupar en la final de la competencia que es en un par de días, deberías de dar clases de baile, dicen que bailas muy bien y así tendrías unos ingresos para ti, pero no sé enseñar y todavía estoy aprendiendo, nada de eso, inténtalo aquí con las chicas y algunas señoras del edificio, es más dame una clase aprovechando la música que se escucha, y ahí entre los lavaderos y la ropa colgada en los lazos de los tendederos, empezaron a bailar, un paso adelante con el pie izquierdo, regresa al centro, pie derecho hacia adelante, regresa al centro, media vuelta, y entre paso y paso sus prendas se fueron desprendiendo, así esa linda mujer madura usaba sus encantos para tirarse al chico.


Zoraida se quedó lavando y al terminar encontraría un botón de la camisa, y así ya tenía un buen pretexto para ver a Florencio y tomar otra clase, pero ya no lo vería porque su esposo encontraría el botón en su recamara en un cajón del buró, buscó en la ropa de su esposa a que prenda pertenecía se dio cuenta que a ninguna, recordó que lo había visto antes, un día en las escaleras el chico venía con esa camisa, pensó pinche ropa de puto.


El día de la competencia, Florencio, no se presentó porque estaba hospitalizado por la madriza que le había dado el esposo de Zoraida junto con otros culeros.


Mira amor, le dieron una putiza al puto de arriba, enseñándole la nota del periódico, dice que pintaba para campeón de danza, a ese lo madrearon por maricón, Zoraida, buscaría después su pequeña reliquia en el buró, nunca la encontraría.


Pablo Coyote.


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